reverberación y la ganancia de la sala, son fundamentales, de ahí que en primer lugar debamos tener en
cuenta la geometría del recinto,un recinto rectangular de paredes duras o poco absorbentes con
dimensiones grandes puede dar lugar a ecos indeseados,en cambio unas dimensiones mas reducidas pueden lograr una sensación mayor de intimidad. Lo mismo podría decirse del techo,podemos tener el típico techo plano, o bien con el techo inclinado en modo rampa o cuesta, desde el escenario,la idea en estos casos es proporcionar mayor superficie de techo para un área concreta alejada del escenario de actuación. Apoyarse en paredes, plataformas flotantes da mucho juego a los diseñadores, por ello es habitual ver salas de orquesta situando a los oyentes en diversas alturas.
La verdad es que muchas de las ideas que se tienen en cuenta a la hora de diseñar una sala acústica
se basan únicamente en la reflexión de sonido. Una solución planteada en muchos salas de orquesta es adornar el techo con material difusor, así como los laterales con infinidad de ornamentos, cuyo objetivo va más allá del puramente estético. Una estructura de los elementos difusoras es para el sonido como una lente divergente es para la luz, es decir su misión es expandir las ondas de sonido por todo el recinto.Por este motivo, estas estructuras suelen adoptar formas convexas.
El fenómeno de la resonancia, comentado en una entrada anterior, ayuda también a expandir el sonido, de la misma forma que es utilizado en muchos instrumentos de cuerda o cajas acústicas. Habrá cierto espectro de frecuencias que se vean reforzados por diversos elementos del recinto, de manera que entren en resonancia y cada uno de ellos actué como un amplificador de sonido.
El tiempo de reverberación es muy importante, y se puede calcular con la fórmula de Wallace Clement Sabine, aunque en la práctica lo que suele hacerse es medirse, generando un ruido impulsivo y observando el tiempo que pasa en dejar de oírse, teóricamente con un nivel de 60 dB por debajo del nivel original.
En instalaciones al aire libre o recintos abiertos no existe el problema de la reverberación, y ademas de los ecos y demás posibles reflexiones, existen otros factores como el viento, la temperatura,humedad e incluso la capacidad del recinto o concentración de personas en el evento que afectan a la propagación del sonido.
El viento puede favorecer a un sector de los espectadores en perjuicio de otros, desplazando las ondas de sonido, ya que refracta dichas ondas cambiando su dirección.La temperatura igualmente produce refracción hacia arriba, ya que siempre hay mayor temperatura en las masas de aire cercanas al suelo. Las personas somos un buen material absorbente, y por lo tanto eso afecta a la atenuación del sonido, dificultando el alcance hacia las zonas mas alejadas. Esto ya lo sabían los romanos, y en las gradas de los anfiteatros romanos se situaba cada fila ligeramente por encima de la anterior. Esto daba lugar a una menor absorción y poder recibir mayor número de reflexiones del escenario, además lógicamente de una optima visualización.
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